viernes, 14 de noviembre de 2014

Tiempo del ultimátum.

Me siento muy perdida y atrapada en una situación en la que siempre luché por no verme. Ahora tengo sobre mí una cuenta atrás, un ultimátum, que me han impuesto dos personas distintas a las que, no por gusto precisamente, si no porque, en un momento de extrema flaqueza, dejé ver lo que se escondía tras la punta del iceberg. Tengo hasta el lunes para hablar con mi familia supuestamente. Y yo... Yo no sé como hacerlo. ¿Cómo explicas algo que no es real? Quiero decir, no es algo que me haya sucedido ni nada parecido; es algo que no es tangible, es algo que solo y tan solo mi mente ha creado, y aunque me esté asfixiando, apretando la soga en mi cuello más y más cada día, no es algo real. Y todo el mundo pensará que es tan fácil como conseguir el control de tu mente y parar todo esto. No lo es. Principalmente, porque de alguna forma y sin saber por qué, te conviertes en una especie de espectador, que solo puede oír y acatar órdenes de otro ente que se ha abierto camino y que tiene más poder de decisión que tu propia persona. Y no importa cuán alto grites y cuán fuerte te determines a no hacerle caso, porque él gritará siempre más alto, y cuánto más trates de ignorarlo, más estará todo el tiempo encima de ti, constantemente hablando en tu oído, aferrado a tu espalda. Y tu tratarás de ignorarlo y mantenerlo lejos, pero no se irá. Y drenará cada energía o cada ápice de luz e ilusión en tu alma y lo transformará en sombras. Empezarás a darte cuenta de que has perdido todo lo que fuiste o lo que te definió una vez; tus ideales se habrán esfumado como el humo, la esperanza marchita, las energías agotadas, y cada vez será más difícil luchar contra el día a día. Y eso repercute en todos los ámbitos. Es ciertamente difícil concentrarse con todo esto martilleando en tu cabeza sin parar, perturbando tu sueño, tu conciencia, y a toda tu persona. Y cuándo empieces a fallar en todo lo que te propones, eso no hará más que alimentar las palabras de aquella persona que habita en tu mente y que trata de destruirte. Nunca serás lo suficiente bueno en nada. Nunca lo suficiente inteligente, ni lo suficiente trabajadora, ni lo suficiente guapa, ni lo suficiente perspicaz, ni lo suficiente delgada, ni lo suficiente nada. Simplemente eres un fracaso, una pérdida de espacio, que fracasó en todas y cada una de las expectativas que el mundo tenía de ti. Porque sé que son muchas; pero creo que todo lo que se espera de mí es más por las ilusiones que todo el mundo se ha hecho de lo que podría llegar a ser que por mis propios actos. Y sé que decepcionaré a mucha gente cuándo todo esto se sepa, que ni siquiera soy capaz de mantener en orden mi cabeza, de controlar mis propios pensamientos; que soy la única tonta que se ha hundido en el pozo por obra propia. Y me molesta porque por esto estoy segura de que voy a causar sufrimiento a la gente a la que le importo, aunque no merezca su preocupación la causaré; por mi propio auto-odio haré que la gente a mi alrededor, gente que ya tiene suficiente con sus propias vidas, tenga más cosas en las que pensar, y no quiero eso.
Por una parte quiero hablar. Quiero creer que hay esperanza. El otro día, hablando con estas personas a las que le conté mis problemas de mierda, vi un rayo de luz, escapándose de entre la nube de tinieblas. Y me hizo querer salir de la oscuridad. Porque sinceramente, la vida aquí carece de sentido; te encierra entre cuatro paredes, perdido en la negrura y no te deja apreciar lo que pasa a tu alrededor; por eso estás siempre como ausente.

Por otra parte no quiero hablar. A la vergüenza y al miedo a causar odio y frustración entre las personas que quiero, se une la voz de la que he estado hablando todo este tiempo, esa que siempre está tratando de hacerme ver lo inmundo de mi persona, que me dice que pronto me he rendido; que no he llegado a mis objetivos, que no merezco ayuda, que soy débil, que exagero, que soy escoria.

Así que no sé que voy a hacer, ni qué va a pasar. Yo solo quiero que el dolor y la angustia y el odio hacia mi misma  y todos estos sentimientos negativos paren. Pero no sé como hacerlos parar. Y eso me desespera.

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