sábado, 30 de enero de 2016

Fragmento de la novela Six III.

Hoy el amo había estado extrañamente amable durante todo el día. Y era algo más que sus simples juegos de todos los días, más que su fachada de hombre dulce y atento que ponía estratégicamente en el momento adecuado para hacerla ceder a ella o a las chicas; esto era diferente, y extraño. Ayer hasta incluso, en la noche, la dejó salir al jardín -atada, por supuesto- a disfrutar del aire y de la luz de la luna. Nina salió con muchos recelos, dudando de sus intenciones. Al fin y al cabo llevaba mucho tiempo con él y lo conocía bien; siempre solía estar tramando algo. Sin embargo, cuando Nina se paró en mitad del jardín, respirando hondo, disfrutando del momento después de meses encerrada, y mirando a la luna, él se quedó quieto, a su lado, a una distancia prudencial para que ella no estuviese alerta, sonriendo. ¿Te gusta, verdad Six? - Ella le dirigió una mirada fugaz, pero en la que pudo apreciar el brillo de sus ojos. - Sé que sí. Si fueses una buena chica, podrías salir más a menudo, ¿Sabes? Pero me desobedeces mucho. Todo el tiempo en realidad.- Nina chasqueó la lengua pero no se movió, siguió allí, mirando la luna, salvo cuando cerraba los ojos para dejarse envolver por la brisa nocturna. - Sabes que eso no va a pasar. No sé por qué lo sigues intentando. Nunca seré la mujer sumisa que quieres que sea.
- Lo serás. Ya sea porque me temas o porque me ames; y eso lo eliges tú. ¿Mujer? Pequeña, aún te queda para convertirte en eso- Dijo él con una media sonrisa, acortando la cadena que sujetaba, candada al collar de Nina, y acercándose a ella, con paso lento y firme. Ella se giró hacia él, mirándole duramente, con recelo.

- Y cuando sea la perfecta sumisa acabaré enterrada a dos metros bajo tierra como las demás. Nunca gano. Prefiero seguir desobedeciéndote hasta cuando me aguante el cuerpo.

El la agarró del mentón con cierta brusquedad, aunque luego relajó el semblante y la presión y empezó a acariciarla la cara, mientras ella se mantenía quieta, con desconfianza.

- Tu no eres como las demás, nena; no compares vuestros destinos. No me desharía de mi favorita. 

- Permíteme la concesión de no creer en tus palabras - Ironizó ella, echándole valor por otra parte; ninguna de las chicas se atrevería a contestarle por las represalias. Eran más prudentes. Se comportaban como cabría esperar después de largas temporadas de confinamiento, torturas y acondicionamiento. Pero ella sabía que no podía dejarse caer en eso o él habría ganado. Era la única que era capaz de mantener una conversación cabal con él, la única que seguía siendo algo así como un ser humano y no un objeto más. Por eso quizás estaba tan interesado en ella, por tener el mérito de romperla, más aún de lo que ya estaba por todo; doblegarla después de todo lo que había luchado por permanecer indomable.

- Deberías. Dije que iría a verte al coliseo y fui, ¿verdad? Y no te dije que tenía pensado traerte conmigo, pero lo tuve claro desde el primer momento y lo cumplí. Soy un hombre de palabra. Ahora vives mejor que cuando estabas en las peleas, no me digas que no.

- Sí, fuiste, eso es verdad. Sí, vivo mejor, al margen de que no podría seguir peleando y habría muerto a estas alturas. Pero eso no significa que esté bien lo que haces. Yo soy libre. No tienes derecho a retenerme y castigarme. - Lo dijo seria, sin emociones, no iba a dramatizar. 

- Alma inocente, aún eres joven para entenderlo, pero créeme, verás las cosas de otro modo cuando crezcas un poco. Así es como deben ser las cosas, es lo natural - Vio que ella iba a hablar para rebatirle, y puso un dedo sobre sus labios, para callarla - No. No me discutas o conseguirás que me enfade. Vamos a dentro, ya es hora de que vuelvas con las demás. No habrá castigo hoy. Considéralo una tregua; no pienses que voy a dejar de reprenderte por tu desobediencia.

domingo, 20 de septiembre de 2015

II Feria Vegana de Madrid.

Hoy por fin, después de mucho tiempo esperando, ha llegado el día de la feria vegana que se estaba organizando en Madrid. He arrastrado a una de mis amigas a acompañarme (aunque ella no está dentro de este "mundillo", pobrecilla, pero bueno, había un show cooking de batidos del que os hablaré más tarde que a ella también le interesaba bastante, así que no ha sido tan malo jajajajajajaja) y antes de la hora a la que empezaba ya estábamos allí. He de decir que casi todo me resultaba conocido, tiendas como Veggie Room o un par de santuarios animales a los que tengo mucho cariño, El Hogar Provegan , que se han portado súper bien pues han colaborado muchísimo en la organización del evento, y el Santuario Wings Of Heart , situado en la comunidad de Madrid. No he comprado mucho, pues este mes ando corta de dinero, pero si he comprado un par de cosas.

Empezando por la comida, me moría de ganas de probar el queso vegano, así que no he podido resistirme a llevarme un paquete para probarlo. Yo me llevé el paquete pequeño y puedo decir que está delicioso, ni por lo más lejano esperaba que se consiguiera un sabor tan similar al queso "de toda la vida". De verdad, me encanta.




Además, en esta tienda, Encuentro Vegano, tenían varias cosillas allí para que pudiéramos catar. Y me enamoré de varias cosas. Por ejemplo, de una DELICIOSA morcilla vegana con una textura y un sabor increíbles que me encantó. También tenían chorizo vegano que estaba muy bueno pero que tenía un regusto picante, y como yo soy poco de picante, no me convenció tanto. Iba a llevarme una morcilla, pero estaba tan buena que voló a primera hora, me quedé sin ella, ju.

Un ejemplo de los embutidos veganos que podemos encontrar en esta tienda. Por cierto decir que los chicos de esta tienda súper amables y agradables.


Además, tenían unos patés vegetales que también pudimos catar muy buenos, también me quedé con ganas de llevarme alguno. Había tres sabores y a cual más rico. Por cierto decir, que las caritas sonrientes significan que los productos no contienen gluten, por lo que también son aptos para celiacos:)



También me he comprado una camiseta de Resistencia Vegana , bastante barata, por 6,75€, ya que las estaba viendo en el stand de la tienda y me estaba entrando la gusa de llevarme alguna. 
Este fue el modelo que elegí. Si os gusta, podéis comprarla aquí :). He de decir que la foto no hace justicia a lo bonita que queda puesta. A mí por lo menos me encanta: 

(La talla que llevo es la S, y no es que sean especialmente largas si lo parece, esque yo soy especialmente bajita xD)




Por último, quiero recomendaros la página de El Universo de Cris , que es quién nos ha hecho un genial Show Cooking de batidos veganos, y que tiene un blog de comida saludable, especialmente crudivegana, y creo que merece la pena echar un vistazo y coger ideas:).


Aquí os dejo un par de fotos del evento, nos dieron a probar de cada batido que hizo (hizo cosa de unos cuatro) y la verdad que estaban deliciosos, especialmente el batido de hojas verdes (que es el que sale preparando en esa foto).

Sé que esto se sale bastante del tema central del blog, pero bueno, es una parte más de la persona que soy, aparte de reflexiones, fragmentos de relatos, y cosas varias. Soy una persona amante de los animales, de todos, y concienciada con la realidad que ellos viven día a día. Quería mostraros este evento que me ha parecido una buena iniciativa para aquellos que ya lo somos y para gente interesada en llevar una vida libre (en la medida de lo posible)  de sufrimiento animal. Me parece una propuesta interesante a valorar como estilo de vida, y bueno, quién sabe, alomejor si investigáis más os convence:).

Un saludo!

martes, 21 de abril de 2015

Mi vida ha cambiado mucho en poco tiempo. He pasado de pensar en escribir mi carta de suicidio, a hacer planes de futuro con la persona que amo. Y eso está bien, muy bien. Me ilusiona, es lo único por lo que me mantengo de pie algunos días, algunos días en los que me levanto hundida por el peso en mi espalda de una "enfermedad" o lo que quiera que sea la mierda que hay en mi cabeza y que no guardo esperanza de que se vaya a ir nunca. Lo cierto es que el tenerle me hace estar mejor. Me ayuda a dejarlo a un lado. Por eso el miedo de perderlo es atroz. Ya sea porque el decida irse, o porque pase algo que me lo arrebate, me aterra. Creo que no tendría fuerzas para continuar. No me veo capaz. Y sentirme indefensa en esa situación me aterra. No soy capaz de tenerlo lejos por más de unas horas. Cada vez lo necesito más cerca.

sábado, 28 de marzo de 2015

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Estoy enamorada hasta las trancas. No hay momento en el que haya cabida a que él desaparezca de mi mente o de mi corazón. Le amo tanto... Que solo la simple idea de imaginar un presente o un futuro hipotético en el que ya no fuese mío, o que nunca lo haya sido, me destroza la carne, engulle mi alma y trastorna mi sentido.
En el fondo me hace gracia, porque siempre tuve tanto miedo a dejarle acercarse, siempre traté de mantenerme tan distante, de mantener mi corazón encerrado entre hierro y asfalto para no permitirle entrar, para ahora verme con todas mis barreras rotas, y con el corazón enchido de esa congoja de amar.
Siempre he tenido pánico a sentirme indefensa, a saber que alguien tiene el poder de destruirme por completo, el entregar a nadie semejante influencia sobre mí. Pero llega un momento en el que solo te queda... Taparte los ojos con una venda, poner el arma en sus manos y confiar ciegamente en que no la use, en que no dispare, en que no vuelvas a quedar malherido, solo y asustado otra vez.
Me aterra...  Y en mis momentos de paranoia, en mis crisis y en mis momentos duros esa fobia aflora; se hace notar en los nervios que se agarran a tu estómago, en el temblor que controla tus manos, en el dolor punzante que amenaza tu alma. Tampoco quiero remover el pasado, avivar los restos del fuego extinto de un infierno pasado, por eso trato de sacarlo de mi cabeza cuando llega a mí. Hay  muchas muchas cosas que quisiera lograr sacar de mi cabeza, pero quizás una de las que elegiría primero, sería dejar de sentir ese miedo a su marcha, a que se canse, a que me reemplace. No sé. Es un acto condicionado... No puedo evitarlo... Y eso me hace sentir como un cachorrillo asustado, y no me gusta.
Hay poco que pueda hacer. Dejar que el tiempo cure y dicte. Tratar de callar las voces que inventan y reinventan nuevas conspiraciones. Lo único que sé es que lo amo con toda mi alma. Y que haré lo que sea necesario para no perderlo nunca.

sábado, 14 de marzo de 2015

Otro fragmento de la novela "Six"

Odiaba pasar tiempo en su casa. Sea como fuere, se hacía insufrible. En el peor  de los casos, nadie estaba en casa; tanto su hermana como su madre estaban de fiesta, en antros turbios y oscuros, con olor a alcohol barato y cigarrillos. Esto podría parecer algo bueno, pues le resultaba más que incómodo tener que aguantar a su madre borracha perdida, al borde del coma etílico, o después de haber tomado algún tipo de mierda. Y si no estaba en ese punto, también tenía la asquerosa y horrible costumbre de traer sus clientes a casa, y de guardar poco o ningún decoro profesional, tirándose en los sofás del salón con el detestable picha brava de turno. Nina no terminaba de acostumbrarse a ese panorama. A nadie le gusta saber ese tipo de cosas de la vida privada de nadie, pero mucho peor es tener que verlas, especialmente si se trata de tu madre. Ella trataba de no fijar la mirada en los bultos desnudos que se fundían en el sofá, y pasaba tan rápido como podía por el pasillo hasta su habitación, aunque aquellas paredes de papel, carcomidas y descorchadas por la humedad poco podían hacer para aislarla de los ruidos, y se le hacía realmente insoportable tener que aguantar el sonido de los golpes de las fuertes embestidas, los gemidos, las frases subidas de tono, y toda esa retahíla de cosas que cabrían esperar en tales situaciones. Nina había optado por la vía fácil: se dejaba arrastrar por la situación y las condiciones. Abría su cajón y rebuscaba un poco, sacaba una bolsa de tela azul raída y descolorida por los años y el uso, y sacaba sus papelillos de liar y la hierba. El tamaño de los porros que se hacía en este tipo de ocasiones había ido aumentando con el tiempo, proporcionalmente a su estrés y a su inversión en el mundillo de degradación y perversión que se había elegido para ella. Pero este se convertía en el menor de sus problemas en algunas ocasiones. Los días en los que estaba sola en casa, que eran más de los que ella quisiera. A veces eran tranquilos, de las únicas veces que se podía respirar con un poco de libertad, pero otras, se desencadenaba el infierno. Su madre tenía una pareja, o algo así, un imbécil que corría con la mitad de los gastos del deplorable inmueble y que pasaba a dormir por allí cuando terminaba de ahogarse en alcohol en el bar. Odiaba eso. Le odiaba a él. Las noches que volvía a casa, solía hacerlo cuando Nina estaba acostada. Ella escuchaba la puerta e inmediatamente comenzaba a temblar. Su cuerpo se ponía rígido y apenas sentía que pudiese respirar. Contenía cualquier movimiento, escuchando atentamente sus pasos fuertes, caminando por el chirriante suelo del pasillo. Se quedaba completamente inmóvil hasta comprobar que había entrado en su habitación, la primera del pasillo. Entonces respiraba aliviada. Pero pocas veces era así, y cuando escuchaba sus pasos acercarse a su habitación, inmediatamente su corazón empezaba a acelerarse, y sentía un nudo en la garganta tan fuerte que sentía que iba a asfixiarla. Cuando él entraba se hacía la dormida. Pero él siempre encendía la luz y la obligaba a levantarse. Ella no quería hacerlo, no quería abrir los ojos, no quería que se materializase esa presencia que notaba en la habitación, sentada en el borde de su cama, apestando a alcohol y a tabaco. Pero finalmente tenía que levantarse y siempre se encontraba lo mismo: al muy hijo de puta borracho, mirándole con esos ojos de serpiente, con esa sonrisa maliciosa, con esas malas intenciones. Ella solo le dedicaba mirabas de reojo, le evitaba, evitaba ver su mirada, su erección, su persona en general. Él la empezaba a hablar, muy de buenas, y se acercaba poco a poco, al mismo ritmo que ella iba echándose hacia atrás, rehuyéndole, hasta que se topaba con la pared, y no podía huir más, y él empezaba a hablarle cada vez más cerca, hasta tener su cara a tan sólo unos centímetros y empezaba a apoyar sus manos en la cama, a ambos lados de ella, y a la mínima oportunidad, aprovechaba para escalar por debajo de su ropa, para manosearla, para empezar el juego. Hacía esto desde que ella era niña. Y antes no entendía la situación ni que estaba en posición de negarse. Ahora sí, y estaba muy harta de ello. De ser un objeto. De tenerle miedo. De ser solo una muñequita indefensa con la que él pudiera desfogarse. La primera vez que decidió enfrentarse a él, le pegó una bofetada con toda la fuerza que podía proporcionar su pequeño cuerpo. Su diminuta mano golpeó su mandíbula, pero aunque pudo notar el golpe, no fue suficiente para intimidarle. Él simplemente soltó una carcajada y siguió deslizando sus manos por su cuerpo a su antojo. Ella estaba furiosa y asustada a partes iguales. Empezó a tratar de escabullirse violentamente, pero él la agarró de las piernas y la llevó al centro de la cama. Se posicionó encima suya, impidiendo que pudiera moverse, y agarró sus delgadas muñecas con una de sus enormes manos, mientras trataba de desnudarla con la otra. Ella estaba en pánico, tratando de zafarse de él, gritándole, exigiéndole que la soltase, insultándole. En un golpe de suerte, consiguió liberar una de sus piernas y acertar con pasmosa puntería a arrestar una fuerte patada en las partes nobles del susodicho individuo. Consiguió así apartarlo, y aunque él la agarró fuertemente del brazo aún mientras se retorcía de dolor consiguió soltarse tras forcejear un poco en el suelo y morderle con saña para escapar. Salió corriendo y trató de salir de la casa, aún en pijama, aún descalza, aún aterrorizada, aún al borde de las lágrimas, aún aterrorizada, consiguió con torpeza meter la llave en la cerradura y abrir para salir corriendo. No tenía aún los dos pies en las escaleras cuándo el llegó y agarrándola del pelo la empujó de vuelta a casa, cerrando la puerta de un portazo. Ella gateó por el suelo tratando de levantarse y huir, pero cada vez que trataba de erguirse él le propinaba una patada directa a las costillas. Se agachó, la levantó del cuello y la arrastró hacia el baño. Abrió el grifo de la bañera con el tapón puesto, y la metió a la fuerza, mientras ella pataleaba y gritaba aterrorizada. El suplicio duró bastante. Hasta que ella estuvo exhausta y pensaba que no iba a soportar que zambullera su cabeza en el agua una vez más. Entonces, él la agarró del cuello, empotrándola contra los azulejos de la pared, y le susurró al oído "verás como no vuelves a resistirte, puta". Tras eso, la soltó un beso en la boca, y la dejó allí, tirada, dolorida, cansada, incapaz de levantarse, por los golpes, por la tortura, por la humillación, por todo. Se quedó sollozando en la bañera, y no se atrevió a  salir de ella hasta que lo escuchó marchar de la casa al día siguiente.
Esa estampa se repitió demasiadas veces a lo largo de su vida, pero ella fue volviéndose más fuerte, más fría, más insensible. Las batallas se hacían más encarnizadas porque ella se preparaba para ese momento cada vez que aparecía por la puerta. Sí, se llevaría los golpes, el sufrimiento, las palizas. Pero ese hijo de puta no la volvería a tocar.
Y ahora tenía su gracia, que todo el mundo la admirase, que todas las chicas deseasen tener su valentía, su coraje a la hora de enfrentarse al tirano secuestrador. No dirían eso si supieran a partir de qué se forjó esa agresividad que la caracterizaba.

jueves, 12 de marzo de 2015

Hoy mi corazón late más animal que humano.

Y dime, ¿cómo es que permite esto tu dios? Masacre de inocentes, tumba de justos; pues solo veo los cadáveres de aquellos sobre los que no pesa ningún pecado. Ni pecado original ni avaricia, ni odio, ni lujuria, ellos están libres de juicio, pero a un así, cumplen condena.
Discúlpeme su dios por mi insolencia, y aunque sé que no puedo culparlo de las fechorías que el hombre comete, entienda mi impotencia, al ver su pánico y escuchar sus gritos en mi cabeza. Sé bien que la culpa es del hombre, del que fue, del que es, del que será. De mí, de usted, y de todos. Pero que entienda Dios mi desesperación al ver que no hace nada por frenarnos. Nosotros somos sus hijos, sí. Pero ellos también. Son nuestros hermanos y los despreciamos. No es justo que nosotros destrocemos la tierra, burlemos la autoridad, nos encaremos al mundo y nos ríamos en la cara de la madre tierra y ellos paguen las consecuencias.
Sé lo ridículo que suena que pida que nos pare, como si de seres sin raciocinio ni cordura se tratase. Pero tristemente, así es; necesitamos que, tras haber perdido todos los valores y la noción del bien y del mal, se nos recuerde aquello a lo que tratamos de hacer caso omiso; aquello de lo que no podríamos huir si, como dijo Paul McCartney, las paredes de los mataderos fueran de cristal.

martes, 3 de marzo de 2015

El amor se abre camino, y escribo aquello que no estaba acostumbrada a escribir.

Y aunque pareces sombra, eres la luz que permite los reflejos de una realidad profunda. Eres la espina clavada que mueve la daga. Eres quién permite nadar más allá de los sueños, quién permite tocar la alejada orilla de los paraísos de los poetas y de los enamorados. Descubrir nuevos mundos. Tierras inexploradas. Territorios baldíos en los que ahora florecen lirios y amapolas, melancólicas rosas de azul tenue y flores de azahar. No hay nada más que pudiera desearse, si tras llegar con un corazón sin latidos y un alma pronto inerte, consigues encontrar aquí la fuente de vida que calme tu sed y reanime tu espíritu.
Nunca fui persona con necesidad de amoríos ni apetito lujurioso, tampoco persona de corazón ardiente ni raudos sentimientos, mas hoy tengo el corazón tan enamorado en mi pecho, que a poco siento que a veces se me desboca. El simple hecho de poder sentir su calor cerca o unas simples manos acariciando las mías es miel de jugosas flores; el simple hecho de sentir la ternura de su abrazo y sentir como me estrecha, acercándome a él, pudiendo apoyar mi cabeza en su pecho, sintiendo sus latidos, me genera paz, tranquilidad, y una sensación de protección. Sus labios se han convertido en una secreta adicción, pues a poco que cojo valentía para acercarme a ellos una primera vez, me es difícil alejarme de los besos de quién me vio caer y renacer.
Hoy soy alma enamorada, mujer de corazón enchido y pletórico; hoy soy quién nunca pensé convertirme en ser; el espíritu perdido sin su amado.

viernes, 13 de febrero de 2015

Tratando de insuflar esperanza y paz a un alma herida.

He estado leyendo los pensamientos y sentimientos profundos de un buen amigo, de esos que pertenece al grupo de lo que yo denomino ya familia, aunque no sea de sangre. Estoy viendo que sufre. De un dolor que muy a mi pesar he sentido en mi propio corazón, y sé como se siente. Sé como invade cada fibra de tu ser, con te ciega, como te sumerge en las tinieblas, como ocupa tus pensamientos y nubla tus días, como se aferra tu espalda y te va hundiendo lentamente, esa espina clavada, ardiente y doliente. No hace tanto que yo tuve que pasar por eso. Tengo las heridas lo suficiente recientes como para entender a lo que te enfrentas. Y sé que no es fácil. Lleva esfuerzo, sudor y tiempo, y es duro. Pero te digo una cosa: de todo se sale. Todos podemos ser los héroes de nuestra propia historia. Siempre hay un nuevo camino que recorrer. Ayer por mí y hoy por ti; la cuestión es que todos somos una piña, un clan unido en la ventura y en la desventura, y créeme buen amigo, que siempre que nos necesites, acudiremos a reconfortarte como mejor podamos.
Así que por lo pronto quiero que repitas mentalmente estas palabras conmigo. Las mismas palabras que un día usé para insuflarme fuerza y coraje a mí misma. Y estas palabras son que sí, estoy hundido, está bien; que sí, que inclusive puedo haber topado mis espaldas con los suelos de lo más profundo del abismo, que puedo tener a Lucifer susurrando en mis oídos, pero que aún así puedo tener la certeza de que voy a vencer. Porque soy fuerte. Soy decidido. Y aunque ahora sea cenizas, volveré. Soy un jodido fénix, y resurgiré más fuerte que nunca. Nada ni nadie podrá cortar mis alas, ni ponerle límite a mi felicidad.
Así que amigo, coge aire y respira. No pasa nada por sufrir a veces. Eso te hace más fuerte. Y al final, perdurará en tu vida lo que merezca quedarse, lo que te aporte buenas energías, así que no debes preocuparte por ello, solo céntrate en recuperar tu vitalidad y tu sonrisa sincera.
Con mucho amor y con abrazos de esperanza, se despide aquella que está dispuesta a tirar de ti aunque sea con los dientes para ayudarte a salir del pozo. Que sepas que no estás solo y que como yo, todos los que te queremos estamos contigo y te apoyaremos en todas y caza una de tus caídas.

lunes, 19 de enero de 2015

Momento de introspección, corazón y alma a flor de piel.

La vida da muchas vueltas, pero el destino es el destino. Sea como fuere, lo que esté destinado a ser, será, y lo que no, no será. No sé qué fuerzas son las que producen este fenómeno, el tiempo predestinado a ser, el magnetismo del cosmos o quién sabe, quizás algún ser superior que mueve las cosas. Sea como fuere, le estoy agradecido por poco a poco ir poniendo las cosas en su lugar. Vivir lo que estoy viviendo, para mí es como un sueño, más teniendo en cuenta que los buenos tiempos vinieron tras una temporada de pesadilla, en la que perdí a la persona que más quería y por lo que, unido a otros problemas que yo ya tenía, estuvo rozando con la punta de los dedos la línea entre la muerte y la vida.
Pero sea como fuere, eso se ha acabado, y espero nunca volverá. Quién si volvió fue aquella persona, que hoy forma parte de mi vida otra vez. Muchas personas me han criticado por esto, pero he hecho oídos sordos. Dicen que me arriesgo a perder otra vez, pero yo solo pienso en qué pasará si puedo ganar.
Lo único importante ahora mismo para mí, es que estoy rehaciendo mi vida, con él en ella, cosa que me está ayudando bastante, y a pesar de ser una persona difícil, con mil traumas, bloqueos y problemas que superar, que me estresan y me entristecen por no poder dar, a pesar de lo mucho que siento, tanto como me gustaría; no ser capaz de demostrar con actos cómo se siente dentro en el alma, él es paciente y comprensivo, y se está comportando como un verdadero amigo, amante y compañero. Nadie sabe bien cuánto desearía poder hacer las cosas con la facilidad con la que las hacen las personas normales, no ser... Como yo soy, pero no es algo que pueda evitar. Supongo que debo ser paciente yo también, y dejar que el tiempo y el cariño hagan su mella. Gracias a dios, tengo a un hombre bueno y afectuoso sujetándome la mano a lo largo del camino, y siendo mi guía en los momentos en los que la oscuridad de mis demonios no me deja ver. Hoy me agradecía mil veces lo que hago por él. Yo no soy capaz de agradecerle lo suficiente lo que él hace por mí. Quedarse conmigo cuando nadie lo haría. Soportarme y quererme incondicionalmente. Es la persona a la que amo, y solo con él quiero recorrer el camino. Siento miedo, miedo ante todo, ante mi propia persona, ante el futuro, ante la incertidumbre. Pero por eso disfruto tanto abrazándole. Él me transmite calma. El hace todo mucho más fácil. Y eso, eso me da fuerzas.

sábado, 17 de enero de 2015

Cruce de caminos.

He de decir que me encuentro confusa, y en una disyuntiva. Algo ha cambiado en mí. No sé si me he vuelto peor persona, o simplemente he despertado y estoy de vuelta a la realidad, o si es que simplemente tengo miedo. Hace bastante poco mi alma estaba completamente deseosa de ayudar a los demás, de brindar a la humanidad esperanza, de ser la sangre nueva y renovada del bien y de los buenos valores. Ahora... No siento eso. Siento recelos a la hora de acercarme a tratar de ayudar a alguien, siento, cuándo pienso en el ser humano en general, que en la mayoría de los casos siempre hay malas intenciones, y que no son de fiar. Irónico cuándo yo soy uno de ellos, ¿no? La cosa es que, tras mi problema, mi desengaño tan reciente, me quedé tan profundamente dolida y asustada, tan irremediablemente marcada, que rechacé todo lo que tenía que ver con las personas, todo, e incluso, aunque suene estúpido o de un nivel de frikismo demasiado superior, llegue a declararme como una "hobbit" pues no sentía que quería ser humana nunca más. En esos momentos, encontré la calma centrando mis pensamientos en unos seres mucho más puros y sinceros, y además, mucho más merecedores de bondades. Encontré en los animales a unos que si merecían mis esfuerzos, que no eran culpables de delito alguno; encontré en ellos la pureza y la inocencia que buscaba, y el no tener miedo. Y ahora me encuentro en la disyuntiva, de a qué quiero yo dedicar mi vida. Mi intención era trabajar para las personas, y dedicar mi tiempo libre a los animales, porque creía que eran los que realmente lo merecían. Pero tras esta situación de la que he hablado, me replanteé muchas cosas, y una de ellas fue por qué no hacer de mi trabajo aquello a lo que dedicaría mi tiempo libre con placer. No sé que hacer. Y todo depende de muchos factores. Por ahora, solo esperar. Solo pensar.