martes, 21 de abril de 2015

Mi vida ha cambiado mucho en poco tiempo. He pasado de pensar en escribir mi carta de suicidio, a hacer planes de futuro con la persona que amo. Y eso está bien, muy bien. Me ilusiona, es lo único por lo que me mantengo de pie algunos días, algunos días en los que me levanto hundida por el peso en mi espalda de una "enfermedad" o lo que quiera que sea la mierda que hay en mi cabeza y que no guardo esperanza de que se vaya a ir nunca. Lo cierto es que el tenerle me hace estar mejor. Me ayuda a dejarlo a un lado. Por eso el miedo de perderlo es atroz. Ya sea porque el decida irse, o porque pase algo que me lo arrebate, me aterra. Creo que no tendría fuerzas para continuar. No me veo capaz. Y sentirme indefensa en esa situación me aterra. No soy capaz de tenerlo lejos por más de unas horas. Cada vez lo necesito más cerca.