Hoy ha sido un poco un día de pesadilla... Por alguna extraña razón vivo últimamente con la mente tan embotada que nunca siento nada de lo que vivo como real, y lo de hoy tampoco. Aún no he asumido que toda las situaciones, el cúmulo de sensaciones y todo, es real. Primero porque me prometí a mi misma que no pediría ayuda hasta llegar a un límite, límite al que no llegué nunca, por cierto. Así que me siento débil por partida doble; débil por verme en esta situación y débil porque encima de estar en ella, me he derrumbado antes de que pudiese si quiera llegar a un punto digamos, preocupante. Mi familia se ha enterado de cosas que yo no quería que supieran y que era mi elección decidir si las sabían o no, pero se me ha arrebatado esa opción.
Sigo sintiéndome muy perdida. Y además, me siento como si estuviese loca y no tuviese control de nada de lo que hay a mi alrededor, ni de mi propia mente, ni de mi propia vida.
Debería hablar. Con la gente que me quiere y que no sabe dónde he estado hoy. Porque hay algo que puede que haga cambiar un poco mi estado de ánimo o mi carácter durante un tiempo y deberían estar avisados. En realidad estoy asustada con eso. No sé qué debo esperar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario