sábado, 22 de noviembre de 2014

Hoy ha sido un poco un día de pesadilla... Por alguna extraña razón vivo últimamente con la mente tan embotada que nunca siento nada de lo que vivo como real, y lo de hoy tampoco. Aún no he asumido que toda las situaciones, el cúmulo de sensaciones y todo, es real. Primero porque me prometí a mi misma que no pediría ayuda hasta llegar a un límite, límite al que no llegué nunca, por cierto. Así que me siento débil por partida doble; débil por verme en esta situación y débil porque encima de estar en ella, me he derrumbado antes de que pudiese si quiera llegar a un punto digamos, preocupante. Mi familia se ha enterado de cosas que yo no quería que supieran y que era mi elección decidir si las sabían o no, pero se me ha arrebatado esa opción.
Sigo sintiéndome muy perdida. Y además, me siento como si estuviese loca y no tuviese control de nada de lo que hay a mi alrededor, ni de mi propia mente, ni de mi propia vida.
Debería hablar. Con la gente que me quiere y que no sabe dónde he estado hoy. Porque hay algo que puede que haga cambiar un poco mi estado de ánimo o mi carácter durante un tiempo y deberían estar avisados. En realidad estoy asustada con eso. No sé qué debo esperar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario