jueves, 1 de enero de 2015

Reflexiones.

Mira a la luna. En sus destellos se ilumina la esperanza de un corazón risueño cabalgando entre  las estrellas. No hay sueños que puedan ser rotos, no hay ilusiones que puedan ser marchitas, si el corazón se dispone a luchar por ellas hasta el último y melancólico latido. Acecha la oscuridad en cada esquina, y desborda desde los anales de la historia las almas de los seres racionales predispuestos al dolor. Y aunque parezca imposible luchar contra esa fuerza invisible, implacable, no lo es. Puede combatirse con otro ente intangible mas fuerte que el puro titanio: la fe. Y no estoy hablando de la fe en un ser superior que alivie nuestras cargas y perdone nuestras faltas, si no la fe en la bravura de nuestros corazones, la brillantez de nuestras mentes y la pureza de nuestras almas. Así y solo así, puede combatirse la oscuridad que nos acomete día tras día, desangrándonos cuán sanguijuela, lenta pero continuadamente, subiéndose a nuestras espaldas y dificultándonos nuestro camino hacia nuestro destino, acongojándonos e impidiéndonos respirar, tratando de que cesemos de trabajar por nuestras ilusiones. Y es bien cierto que esta fuerza penetra en tu mente y te destroza, que te tira de rodillas, contamina tu alma y enturbia tus pensamientos, pero aún así, debes ser consciente y buscar la luz que lo disuelva, que te enseñe hacia dónde arrastrarte, y te permita volver a moverte y no estancarte en una vida vacía, que es lo mismo que la triste y decadente muerte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario