miércoles, 2 de noviembre de 2011

Hombre cruel, hombre frío.

No te tiemblan las manos, tú tienes una misión. El dinero te ha corrompido, la avaricia corre por tus venas y no te importa la sangre que se va a derramar, a ti sólo te importa el dinero, el poder, ser la poderosa mano que todo lo ordena y todo lo puede. Jugar a ser Dios, a elegir quién muere, quién vive. Crees que tienes el derecho de manipular a tu pueblo, que eres especial y distinto a cualquier otro dictador. Creías que merecías ese poder y  estabas convencido, ibas a luchar por ello; luchaste por ello cuando te lo quisieron arrebatar, cuando el pueblo te quiso arrebatar lo que le pertenecía. No quisiste rectificar, obtener el perdón de tu Dios, de tu pueblo, dijiste que lucharías hasta la muerte y así ha sido. No puedo evitar sentir lástima por ti, por cualquier otro, por un asesino, por un ladrón; pues la compasión es lo que te diferencia a ti de mí. Si hubiera tenido la oportunidad, te hubiera elegido otro final, pero fue tu pueblo quién sufría, fue tu pueblo el que luchaba, y por tanto, el que decidió.
Sinceramente, espero que en tus últimos momentos, te dieras cuenta de el daño producido y rectificaras de tus actos. Más vale tarde que nunca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario